Cuando las bacterias o algún virus invaden el cuerpo de una persona, activa su s istema inmunológico, la defensa natural del cuerpo contra las enfermedades, para que produzca anticuerpos para combatir la infección. En muchos casos, una vez que el sistema inmunológico haya producido anticuerpos, te vuelves inmune a la enfermedad, lo cual significa que no la puedes volver a contraer. Así como haber tenido una enfermedad puede hacer a una persona inmune, lo mismo puede hacer una vacuna. La vacuna imita la enfermedad, sin los signos y síntomas, y hace que tu cuerpo produzca anticuerpos. Una vacuna se hace, generalmente, de una forma alterada de la infección de la cual vas a ser protegida. En la mayoría de los casos, las vacunas se dan como inyecciones y son seguras y efectivas. La mayoría de las personas no tienen problemas después de recibir una vacuna. Como cualquier medicina, sin embargo, puede haber algunos efectos secundarios ligeros. Cuando se aplica la vacuna, puede causar inlamación o irritación local al sitio de aplicación. Tu ginecólogo puede sugerir que tomes un analgésico ligero o utilices una bolsa de hielo en el área hinchada. Otros efectos secundarios, como fiebre o salpullidos, son muy ligeros y desaparecen en algunos días. Hay mucho más peligro para ti si contraes la enfermedad que si tomas la vacuna. Los efectos secundarios serios son raros. Para protegerse contra algunas enfermedades, puedes necesitar sólo una dosis o, en algunos casos, una serie de dosis de la vacuna para ser inmune de por vida. Para otras enfermedades, vas a necesitar inyecciones de refuerzo para mantenerte inmune.
Vacunas recomendadas
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